miércoles, 23 de julio de 2008

San Bartolome


Julio 13 de 2008

Me quede dormido!, son las 5:30 a.m. y tengo que estar a las 6:15 en la carretera central para unirme al grupo de ciclistas que sale con destino a Matucana. Un raudo desayuno, cojo los implementos y demás parafernalia ciclística que deje anoche sobre la mesa y salgo volando (léase; pedaleando) rumbo al punto de encuentro, ya con un par de kilómetros de recorrido y medio dormido aun; me doy cuenta que olvide la cámara de repuesto y mi bebida rehidratante en casa. Chesu!, en fin! Ya es tarde para regresar…El Market de un grifo en el camino me soluciona el problema hídrico, pero la cámara… ojala no se me baje la llanta, por que una cosa es pedalear por la carretera, y otra recorrerla con la bicicleta al hombro .

Voy pedaleando fuerte para llegar a tiempo y el sueño va dejando lugar al cansancio… cansancio? Pero si voy de bajada y son solo unos 10 kilómetros?... uhmm… bueno, ya voy llegando al punto de encuentro, llamo a Armando, experimentado rutero y líder de esta expedición, para ver por donde anda el grupo:

- Alo, Armando; ya estoy en la entrada de Puruchuco
- Hola Carlos, ya estamos cerca, espéranos ahí

Mientras llegan me bajo para sentarme al borde de la vereda; jalo la bicicleta hacia mi pero esta no se mueve, parece clavada al piso; una ramita se había enganchado en uno de los cables atascándolo y… recién me doy cuenta que me he venido pedaleando con el freno posterior pegado, con razón me canse.
Mientras anto espero no tener problemas con ningún parroquiano ebrio con ganas de jolestar, que sale de alguno de los innumerables lupanares, venusterios y chichodromos de esta no muy santa zona que aun se encuentra bajo el cómplice manto de la noche… que suerte! Justo veo venir hacia aquí las luces y circulinas de una camioneta de serenazgo; pero… una camioneta tan chica?, será un ovni volando bajo?... ah , no! Es… Es Armando; que viene pedaleando con multicolores luces de emergencia instaladas en los 64 puntos cardinales de su plano de navegación, mas una intermitente azul sobre el casco. Buena idea, así cualquiera lo ve en el trafico nocturno; y pensar que yo solo traigo una intermitente roja colgada de mi mochila.

Armando llega solo con Aníbal, al parecer el resto de inscritos para la jornada se quedaron dormidos. Los breves saludos y presentaciones del caso son el preámbulo para ponernos en camino; sobre la marcha me van dando algunos tips para conservar energía y no “quemar piernas” antes de tiempo; además nos vamos intercambiando la delantera, siempre mirando por sobre el hombro para ver que estemos completos; Armando, yo y….. y Aníbal? Donde esta? Diablos!... tras varios minutos de espera retornamos un trecho para buscarlo; se había quedado a degustar una infusión al paso en alguna trasnochada carretilla de la carretera. Seguimos pedaleando; ahora si Armando, yo y… y Anibal? Otra vez!, otra emoliente?, bueno pues, ya nos alcanzara.

Varios kilómetros adelante, ahora si los tres en grupo, y ya bajo la brumosa luz invernal vespertina, nos topamos con un poste de luz atravesado en la carretera, que seguramente se le “cruzo intempestivamente” al chofer del vehiculo que ahora tenia adosado en su base. Armando se detiene para tomarle una foto y empezar la filmacion, no se da cuenta y para justo bajo el caído cable de alta tensión que esta a pocos centímetros de volver a encender, por simple inducción, la circulina azul de su casco y de paso achicharrar todo lo que hubiere debajo de este. Yo no traje cámara fotográfica esta vez para disminuir peso en la mochila, que ya a poco de haber comenzado el día me esta irritando seriamente los hombros… Debería de instalar una parrilla en mi bicicleta.

Sin mayor novedad y con solo una breve parada en el grifo del Km. 21; llegamos a Chaclacayo para una escala técnica; reposición de líquidos (dejados en el baño del grifo), y la ingesta de algún plátano para evitar los calambres (funciona!... les aseguro que funciona!).

En camino a Chosica hacemos solo una parada; en el Km. 28, en la curvita de los cañaverales donde eventualmente alguien deja alguno que otro cadáver para mantener en alto el rating de los noticieros y las estadísticas criminales. Esta parada fue por mi culpa… mea culpa… a lo que alguien contesto; mea… mea rápido, que ya estamos atrasados!

Ya en Chosica; esquina de la carretera con la calle Echenique, una vivaz chica nos recibe en su carretilla e improvisado cicloparqueo, con un vaso de caliente extracto de maca y un pan con camote, ambos por S/. 1.20, que nos alcanza en mano antes que pongamos pie en tierra. Este servicio “drive in”, para reponer energías y carbohidratos, es parada obligada y punto de encuentro de muchos ruteros.

Es momento de aligerar la ropa y pasarla a la cada vez más molesta mochila; tengo que instalarle una parrilla a mi bicicleta!. Aquí nos da el alcance Arturo, afable ciclista que suele pedalear cada domingo hasta Matucana, con la naturalidad de quien sale a comprar el periódico. Armando nos presenta a mi y a… y Aníbal? Donde esta? Otra vez se fue!... algunos minutos después; aparece y retomamos el ascenso los cuatro.

Camino a Corcona, donde la cuesta ya se deja sentir, vamos lento pero seguro. Otra escala técnica para “reciclar” líquidos, es nuestra primera parada en este tramo; a la altura de Santa Ana junto a la línea del tren, tren que no tarda en pasar frente a nuestras narices y que si hubiera pasado un minuto antes podría haber dejado como eunuco a mas de uno. Aquí nos alcanza, rebasa y saluda un pelotón del “Team San Juan”; ciclistas deportivos que suelen entrenar en esta zona. Ya nos íbamos a poner en camino nuevamente cuando… Ups!, la llanta delantera de Aníbal esta pinchada; si, esa llanta que tiene un protector interno especial que se supone imperforable y por lo tanto es a prueba de todo; de todo menos de una pequeña espina de cactus, cactus que pareciera decirnos; “disculpen, no sabia que era imperforable”.

A Corcona llegamos sin novedad pero con sed. El “Team San Juan” descansa en un kiosco el fin de su exigente ruta y ritmo de entrenamiento, mientras nosotros proseguimos hacia otras altitudes.

Camino a Cocachacra, yendo adelante del grupo, pise una botella de vidrio que no vi, pero que si oí cuando estallo bajo mi llanta; afortunadamente solo ocasionó un corte en la cubierta posterior sin comprometer la cámara que no tenia como reponer. Paramos frente al desvío a San Damián para ingerir algo de líquido y alimento, que inmediatamente transferimos vía corriente sanguínea a la multitud de palúdicos alados que nos acribillan las piernas.

Túnel de por medio, y totalmente fuera de cronograma, llegamos a San Bartolomé a la 1:00 p.m. Ya casi sin piernas es hora de tomar decisiones; si bien Arturo se ofreció muy amablemente a intercambiar monoplazas, pues el suyo tiene relaciones mas bajas de catalina/piñón que podrían haberme permitido llegar hasta San Jerónimo de Surco con menor esfuerzo, pero por un lado tengo que guardar algo de resto físico para el retorno y poder subir la cuesta de la carretera a cieneguilla para llegar a mi casa y por otro lado; si algún día rompo una bicicleta, que sea mía y no ajena. Así las cosas; me despido; fue un placer pedalear con ellos, pero hay que saber cuando dar media vuelta. La proxima vez sera!

Mientras Armando, Arturo y Aníbal prosiguen hacia San Jerónimo; yo retorno en solitario, lo hago rápido; una escueta parada en Chosica por un sándwich y liquido es mi único intermedio hasta Vitarte; sorteado este pequeño infierno asfaltado y lineal, ingreso a la izquierda por Puruchuco con la intención de tomar un pequeño descanso, pero… noooooo! Hay partido en el monumental!... Las barras bravas… la policía… la multitud!... Tamare! No se de donde saque piernas para volar sobre mis dos ruedas por todo el frontis del estadio, pasar por el Banco de Crédito, tomar la pequeña cuesta de Club Ecuestre y parar a la espalda de Molicentro, en el ya acostumbrado minimarket de “Los Tres Chanchitos”.

Desde que salí en la madrugada, llevo ya unas diez horas sobre mi monoplaza, es necesario un breve descanso antes de embestir la cuesta de los últimos 4 km. que me llevan a mi casa. Uf, ahora si que ya no doy, si bajarme de la bicicleta me cuesta trabajo, no es nada en comparación con tratar de quitarme la mochila cuyos tirantes tengo incrustados en los hombros; he tenido que volverme a poner el buzo, cuanta cosa traía y hasta la luz de emergencia en pleno día, para aligerarla lo mas posible. Definitivamente tengo que instalarle una parrilla a mi bicicleta! En fin, primero a avisarle a Armando que tengan cuidado con las barras bravas cuando retornen, y luego a descansar un ratito, pero… suena mi celular… no! Otra vez no! Igual que el domingo pasado… yo creo que mi esposa me rastrea con GPS!:

-alo
-por donde estas?
-cerca a la casa, igual que el domingo pasado, por que?
-te llevaste la mochila?
-si, justo te quería comentar que..
-ya, ya, después me cuentas, aprovecha que estas con la mochila y traes unos plátanos, tangelos, manzanas y granadillas porque ya no hay fruta en la casa.
Texto: © Carlos Garcia Granthon
Fotos: © Armando Morante
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