miércoles, 24 de febrero de 2010

Rally Totoritas 2010

Febrero 21, de 2010

Domingo por la mañana y hay mas de 400 ciclistas esperando la largada del Rally Totoritas 2010, no falta nadie en la partida, los primeros en salir son los de la categoría “Elite”, luego “Master” y así sucesivamente, hasta … un momento; esos que están en la partida, por que tienen la misma base de numeración que yo?... son de “Turismo”?...


-Hey Gerson, apúrate! Esos que están partiendo ahí, son de nuestra categoría!

Si, por estar conversando no nos dimos cuenta que ya deberíamos haber partido. Mientras yo trataba de ingresar a la pista, Gerson soltó la bicicleta de Dubert, que estaba mas adelante tomando fotos, y que solo se entero que ya debería estar corriendo cuando nos vio aparecer en sus fotos.

Alcanzar al pelotón no fue tan difícil, es mas; no me costo mucho trabajo ubicarme en una buena posición y ya voy corriendo a buen ritmo por los senderos del platanal, el atolondrado de Gerson me rebasa por un agujerillo entre la acequia y un puentecito, y casi nos matamos pero todo esta bajo control hasta que…

Ups! Se me hundió el piso? Será por el peso del cletanque?, ah no, no es el piso; es el asiento, maldita sea! Se me aflojo el asiento y se fue para atrás … Mientras pedaleo trato de regresarlo a su posición original a golpes, ya perdí un par de ubicaciones en la carrera pero sigo adelante… ojala que no se vuelva a… plop! Otra vez!.. ajo!, are! erda!... otras dos posiciones perdidas…

Ahí voy de nuevo, el asiento me ha dejado en paz un rato, recupero dos posiciones , vamos en fila india, rueda a rueda, por un a estrecha y polvorienta trocha entre altos matorrales; creo que puedo pasar a otros dos pero… Aunque no lo crean, a un animal en moto le pareció muy gracioso meterse entre el pelotón de ciclistas y hacer cabriolas entre ellos, donde a duras penas hay espacio para una bicicleta. No, si yo sabia que la estupidez es uno de los principales problemas del país y se viene extendiendo en forma preocupante entre los conductores de vehículos motorizados, pero… pero este no es cualquier estupido, este es un estupido con vista al mar! No después de poco rato, el escatocefalico motociclista se aleja, sonrisa en boca, envuelto en olor a humo, polvo, y mil mentadas de madre.

Ahora si voy a… plop, el asiento otra vez!... ya me he rezagado un montón… y para colmo un atadito de ramas de guarango con sus respectivas espinas “pincha camión” atravesado en la pista. Eso no estaba ahí anoche, si, porque yo hice un recorrido nocturno de la ruta y no había espinas ahí anoche… uhmm… no entiendo el sentido del humor de los lugareños

Aquí es cuando me rebasó Dubert que viene como tren de sierra maldiciéndonos por que no le avisamos de la partida. Yo trato de darle alcance, pero el asiento esta vez se afloja totalmente y no me queda otra que sostenerlo con los “cachetes” mientras pedaleo semi parado… lo peor de todo es que no estoy seguro de haber traído la herramienta para ajustarlo, y si la traje; debe estar al fondo de la muy compacta maletita de herramientas que no es muy fácil de abrir… quemando piernas innecesariamente por la obligación de pedalear parado, me detuve junto a un ciclista que había pinchado llanta (con alguna otra espontánea ramita de guarango trasnochada) y mientras trato de embutir el asiento a patadas, el cambia su cámara y me dice con cierta melancolía en su voz…


-“Yo iba bien… estaba yendo bien…”


Por alguna estupida razón (me habría contagiado el motociclista?) solo se me ocurrió responderle; “suerte!” cuando eso era justamente lo que a ambos nos faltaba, en realidad lo que quise decir era; “ esto no se acaba hasta que se termina”. Luego, al finalizar la carrera, trate de buscarlo en la meta para preguntarle como le había ido; no lo vi. Curiosamente cuando me regresaba lo vi bajar del mismo bus en que yo venia, tenia un buena herida en la pantorrilla y cara de no estar muy feliz, ya no alcance a preguntarle nada.

Retomando el relato de la carrera; otro trecho mas allá encontré a Eduardo, que también había pinchado llanta (y siguen los Guarangos mágicos), no recuerdo que le dije, algo le grite. El asiento se me afloja nuevamente, ya no había alternativa, si quería continuar tenia que detenerme aunque suene contraproducente; paré, saque la maletita de herramientas, extraje todas las herramienta y si, felizmente al fondo estaba a pequeña Cressent que me solucionaría el problema., afloje el perno, saque el asiento, lo volví a colocar, me asegure de alinearlo bien, lo ajuste nuevamente, volví a guardar todas las herramientas que se rehusaban a entrar en la maletita , coloque la maletita en el cletanque, y para cuando estuve otra vez al comando de los pedales; ya me habían rebasado hasta los heladeros de D´onofrio!

Con el asiento firme pude alcanzar nuevamente al pelotón y recuperar algunas posiciones, solo algunas. Al aproximarme a San Antonio, no lo van a creer; otro animal, esta vez en camioneta, traspasa los conos de señalización, ignora las advertencias del policía y se mete, contra el trafico y contra los ciclistas, en una estrecha calle. Yo me tope con él cara a cara al dar una curva, no me importo volver a perder posiciones, pero me detuve frente a la ventanilla de su vehiculo para hacerle saber formalmente mi opinión sobre su persona, su formación, su familia y muy especialmente; sobre su santa madre.

Al dar la curva del colegio de San Antonio, punto que marcaba exactamente la mitad de la ruta, ya estaba medio cansado por el asunto del “asientito” y bastante rezagado respecto a mis amigos, de aquí en adelante solo me preocupe por no perder mas posiciones y recuperar las que buenamente se pudiera. Cuando faltaba poco para terminar la carrera me pareció ver una tricota amarilla conocida unos cien metros adelante, pero… no!, no podía ser, si yo lo deje atrás con problemas en la llanta y no me ha rebasado en ningún momento… apuré el paso, lo alcance y si, si era él!... pero como?... se habrá tele transportado?, los ovnis de chilca lo abdujeron y lo proyectaron mas cerca de la meta?, o simplemente... vestec..! corto camino el muy sinvergüenza!… jajajaja… se saltó toda la trepada de San Antonio y un tercio de circuito… bueno solo me quedo decirle… Ampay!, para luego apurar el paso y llegar primero que él a la meta…

Primera vez que compito y primera vez que cruzo una línea de meta… se siente bien! aunque se llegue al ultimo, o casi al ultimo (al momento de escribir estas líneas, aun no tengo información oficial sobre mi posición en la categoría).

Tras ingresar al parque cerrado, lo primero que hice fue buscar al grupo de amigos con los que siempre pedaleo y mientras aun había ciclistas rompiéndose el alma en las curvas de la ruta; nosotros nos rompíamos el ojo con las curvas de las anfitrionas y algunas no menos agraciadas ciclistas, a la vez que comentábamos la carrera. Gerson había hecho una muy buena carrera sin percances, Dubert también, Pietro pincho llanta y perdió muchas posiciones, Juan… Juan fue caso aparte; él que era la esperanza del grupo para alcanzar medalla, pues… después de ir peleando la punta por mas de media carrera, equivoco el camino y termino dándole dos vueltas al pueblo de San Antonio, para cuando retomo la ruta correcta y cruzo la meta, al único que le había ganado era a mi. Arturo, que si algo le falta no son cojones, y se había inscrito en “Elite”, también tuvo problemas de asiento, Menandro tuvo una caída, Pedrito también una caída, Jaime como tres pinchaduras y… siguen firmas!... Luego me entere que la mayoría de los conocidos tuvieron algún tipo de percance en la ruta y no muchos pudieron terminar la carrera, pero si el día y (a excepción de Juan) con una amplia sonrisa en el rostro.


Texto: © Carlos Garcia Granthon

martes, 9 de febrero de 2010

El rally, la sandìa y el bus

(Lima – Mala – Santa Cruz de Flores – Mala)
Febrero 07 de 2010

Más de una vez he dicho, y lo sostengo con firmeza, que no soy deportista, es más; soy la antitesis de lo que podría considerarse un deportista. Si bien ya deje de fumar, (y subí mas de 7 Kgs. por eso, @#$%&!!!). Considero que un deportista es aquel que lleva una vida sana, metódica, disciplinada, alguien dedicado en cuerpo y alma a una disciplina física, por sobre todas las cosas. Descripción que me resulta totalmente ajena; pues eso de “disciplina”… disciplina…uhmmm… veamos, me parece haber escuchado esa palabra en algún lugar, uhmm…probablemente algún antiguo vocablo de una lengua muerta, en fin, no debe ser muy importante. Y lo de “vida sana y metódica”; mejor no hablemos!...Volviendo al punto; entonces… que carajo hago hoy pedaleando hasta Mala, para hacer el reconocimiento de ruta del Rally de Totoritas? Además, a que deportista en sus cabales se le ocurriría pedalear hasta Totoritas en el ”Cletanque”, (solo para calentar)con llantas para trocha y doble suspensión; si bien la bestia se mueve sobre el asfalto, consume demasiada energía para mantener una buena velocidad de crucero y dejar algún resto físico para el circuito. Aun así, llegue a las 9:50. a.m. Gerson y Pietro llegaron a los pocos minutos en bus, y Juan, pedaleando, se tardo algo mas… de Dubert, Pedro y Carlos solo sabíamos que con muchos contratiempos en la ruta, llegarían mas tarde… muy tarde… si es que llegaban.

Mapa en mano, que resulto tan útil como cenicero de moto, y ya cerca del medio día; iniciamos la vuelta de reconocimiento; a los pocos metros nos encontramos con Pedrito Salazar, el grupo de Inka Riders y unos muchachos que también habían venido pedaleando desde lima. Ellos intentaban, al igual que nosotros, hacer la interpretación autentica del mapa oficial, en el que las rectas se representan como curvas y las curvas como rectas, pues el camino no parece ser ni por aquí, ni por allá, sino mas bien todo lo contrario.

Vamos todos juntos avanzando rueda a rueda, los pies pican y lo que debería ser una vuelta de reconocimiento se convierte en una especie de vuelta de precalificación. Completamos el circuito de la categoría “turismo” pisando medianamente fuerte; una breve parada de rehidratación en el poblado de San Antonio para reagruparnos, y hasta aquí todo va bien; es hora de recorrer el tramo para las categorías “Elite y Master”… Empiezo a tener problemas en los single tracks, el cansancio ya me esta pasando la factura y cometo errores tontos con los cambios, también me pase en una curva y casi me saco la… no, la Tinka , no!.. la Mierda!

Mal que bien llegamos a Santa Cruz de las Flores, justo a tiempo para prorrumpir e interrumpir en ceremonia e himno, (en ese estricto orden). Un policía nos detiene en plena plaza publica, pues esta terminantemente prohibido pedalear en el pueblo mientras se escuchan las sagradas notas del Himno Nacional y los no tan sagrados discursos del Alcalde; sin embargo y como una concesión especial; se nos permite comer raspadilla, (siempre y cuando lo hagamos con gesto solemne).

Desaprovechando total y tontamente la oportunidad para rehidratarme, por tratar de resolver un problema con la batería de mi cámara, la ruta no tarda en pasarme factura y al llegar a la “trepada del basural” tuve que pasar a la modalidad de empujatucleta.pe/weon. (gracias muchachos por esperarme en la cumbre). De aquí en adelante ya todo fue relativamente sencillo. Algo dispersos, me separe del grupo de Inka Riders en el puente en ruinas, con los 30 kms de ruta casi completos, para cortar hacia Mala y reunirme con Juan, Gerson y Pietro, que a su vez habían hallado a los náufragos de la expedición Ciclo Trebud que por fin tocaban puerto Maleño.

Dubert, Pedro y Carlos no habían llegado con las manos vacías; bueno, en realidad cuando los encontramos ya las tenían vacías, pero… pero mejor les cuento:

Al llegar al puente Mala en el Km85, lugar donde debían esperarnos, ya hambrientos pararon un momento en el kioskito frutero a la vera de la autopista, donde dos guapas morochas ofrecían a la vista sus mejores manjares (y las frutas también); Pedro, que del arte del flirteo ha hecho casi un apostolado, no tardo en entablar coloquio; de lo que dijo con el verbo y se respondió con la mirada no ha quedado registro, pero de lo que si hay testimonio, es de lo que se llevo Pedro, orgulloso, como trofeo de guerra de aquel efímero encuentro… una grande y jugosa sandia sobre el timón de su monoplaza! Sandia que luego engulleron mientras nos buscaban.

Ya avanzada la tarde y con el estomago lleno; Dubert, después de pegarle su sticker a la chica del restaurant, propone el retorno pedaleando para compensar el recorrido de reconocimiento que el no hizo… no hay quórum, y la verdad que aunque tentadora la idea, después de todo lo ya recorrido, el solo pensar en hacer toda la ruta de vuelta en el cletanque… uhmmm…No!, es en estos momentos cuando la sensatez aconseja arriar la bandera de macho alfa, abandonar el barco de la hombría y… subirse al bus rosadito de la Barbie!

Si bien el bus no era rosadito, al menos tenía las cortinas color fuxia y nos dejo en el trébol de Javier Prado ya pasadas las 6.00 p.m.

Texto: © Carlos García Granthon