martes, 30 de diciembre de 2008

Me pareció ver un lindo perrito



Diciembre 29 de 2008


Después de descartar el prototipo de montaña N°1, debido a los sucesos narrados en crónica previa, salí a probar las modificaciones y correcciones hechas en el prototipo de montaña N°2, (feo como mi suegra y pesado como mi cuñado) en su segunda salida a campo. También, y debido a las escasas excursiones en la modalidad “Todo a pedal” que ya casi no se promueven en los círculos que frecuentaba, había reconfigurado mi agenda, pues ya no es menester salir a pedalear necesariamente los domingos, y en realidad si he de salir en solitario; el transito es mas benévolo en días laborables.

Así las cosas el lunes por la mañana emprendí el pedaleo con rumbo a Chillaco Chico, donde quería examinar el extremo de una ruta para un futuro proyecto ciclo-expedicionario; al llegar a Cieneguilla me tope con niebla cerrada que prometía protección contra los rayos del veraniego sol, pero esta solo me acompaño unos kilómetros a lo largo del río Lurin y para cuando pasaba por Río Seco, ya se había disipado, al igual que el asfalto sobre el que rodaba en un principio. Bajo un cielo despejado y un sol calcinante proseguí mi ascenso por el valle.

Pasando el puente Chontay, pero antes de llegar a Vichulla, me salieron al encuentro dos viejos conocidos; un par de perritos criollos, uno negro y otro color chocolate, que siempre me persiguen ladrando en esta parte del camino. Es bien sabido que, en lo general, mis relaciones con los cuadrúpedos han sido siempre más fraternas que con los bípedos. Hasta se podría decir que mantengo un pacto con los canes (“ellos no me muerden, yo no los muerdo”) por lo que luego de unas decenas de metros, mi ocasional y bulliciosa escolta, me dejo proseguir tranquilo sin mas daño que el retumbar de sus ladridos en mis oídos.

Al llegar a Nieve-Nieve, me detuve en la clásica fonda de ciclistas (han retirado el sticker de “Cicloturismo” de la columna) para refrescarme un poco, faltaban solo unos 13 Km. para llegar a Chillaco y recién eran las 9:30 a.m., pero el sol quemaba con encono y en realidad, en este punto, mis sudorosos poros hacían ya mas ejercicio que mis piernas. Se me ocurrió abortar la idea original, dar media vuelta y descender por el valle hasta sus terrenos mas bajos, en Pachacamac, donde suponía encontrar aun algo de la matutina niebla que me permitiera completar un mínimo aceptable de kilómetros para el ejercicio.

Descendía yo a buena velocidad por el maltrecho camino, encajonado entre las rocas a mi derecha y un cerco de esteras a mi izquierda, distraído en el funcionamiento de mi suspensión posterior que, con las “operaciones” que le había efectuado, parecía trabajar muy bien sobre rocas y encalaminado; había olvidado por completo que me encontraba trasgrediendo el territorio que el par de canes reclama para si, cuando de pronto; una silenciosa sombra color chocolate, brincó desde una abertura entre las esteras, en ruta de intersección hacia mi, y antes que sus cuatro patitas hubieran anclado en piso, su dentadura ya había anclado en carne, y no soltaba prenda!; aun con mi bicicleta en movimiento, varios metros flameo al viento el animalejo al lado de mi monoplaza, bien sujeto de mi pantorrilla con sus encorvados colmillos y sus no menos torcidas intensiones, mientras yo sacudía la pierna para desprenderlo. Cuando por fin me soltó, se alejo en silencio moviendo el rabito, con la cabeza erguida y una expresión de triunfo en su mirada. Condenado perrito hijo de… de su progenitora!!!

Por un momento pensé en ir a buscar al dueño del pequeño demonio para presentar mis reclamos, pero supuse que si me internaba en alguna de las chacras circundantes, que el animalito reclamaba como su propiedad, incluida la parte del camino que yo había osado profanar; seguramente recibiría una segunda mordida. Así que preferí proseguir mi camino y conservar, al menos, una pierna sana.

Aquí hago un alto en el relato, para rogar a quien transite por la zona, sin importar el número de ruedas que lo transporte, que no atente contra la integridad del mencionado can. No, no es que lo haya perdonado, y menos que le haya agarrado cariño; sino que mi ahora “hermanito de sangre” es modesto en estatura y dentadura; y si algo le sucediese, quien me garantiza que su dueño no lo reemplace luego por otro de igual genio, pero de mayor porte y mejor marfil.

Cojeando (se puede cojear en una bicicleta?) y maldiciendo (eso si se puede!) proseguí mi camino. Al llegar a Cieneguilla nuevamente, divise una bruma hacia el oeste que me daba esperanzas de un mejor clima en la parte baja, pero… huele a quemado!, la niebla huele a quemado?,… la niebla tiene olor?. Tres camiones de bomberos no tardaron en despejar mis dudas; se había producido un pequeño incendio en los secos cañaverales que bordean el poco generoso río y las llamas amenazaban algunas propiedades en la rivera… ni hablar!, hoy no es mi día!. Me senté a reponer líquidos y carbohidratos en el Minimarket (mini?) proximo al ovalo y entablé conversación con otro ciclista que había detenido ruedas en el mismo lugar, convinimos en pedalear el retorno hacia Lima juntos, pero al iniciar el asenso que nos conducía fuera del valle; el excesivo peso de mi monoplaza, los kilómetros andados, el calcinante sol y, en especial, la dolorosa molestia que producía el odontograma canino que se exhibía en mi pierna izquierda, no me permitían seguir el mismo ritmo que él. Tarde 1:10 en coronar la cumbre… En fin, al menos hice ejercicio, creo?

Carlos Garcia Granthon

lunes, 1 de diciembre de 2008

se te bajo la llanta?


Noviembre 30 de 2008

Armar una bicicleta de montaña sobre un antiguo marco de pista, no parece muy cuerdo, pero… quería explorara nuevas posibilidades y rutas que me estaban vedadas en mi fiel pistera, así que… tome un viejo cuadro de pista, algunas refacciones que tenia por ahí, compre un par de relucientes aros de aleación y…

La salida de prueba la había realizado una semana antes con una breve ruta de ida y vuelta por terreno afirmado, desde La Molina hasta Sisicaya. Con algunos percances en el recorrido; un palo que no vi a la vera del camino; se enredo en el descarrilador, torciendo este y dos discos de la piñonera. Aun así el balance general fue bastante aceptable y me entusiasmo la posibilidad de poder rodar por malos caminos con relativa facilidad.

Este domingo, con mi engendro mecánico operativo nuevamente, me uní a Ricardo y Walter que tenían programada una salida por los circuitos de Cross Country y Dawnhill de Pachacamac. Tomamos la ruta escénica de Cieneguilla, la que da un rodeo por los limites de Tinajas; algo de afirmado, algo de barro, un encalaminado aquí y allá, todo va bien, me preocupa un poco el marco y mi freno posterior (un viejo caliper que solo frena martes y jueves), pero hasta el momento nada se ha roto, afortunadamente voy rodando sobre llantas nuevas y buenos aros . Ja!, buenos aros... eso creía yo, por que eso fue lo que me dijo el vendedor, que seria incapaz de mentirme, no?.

Luego de varios kilómetros a buena velocidad sobre mal camino, llegamos a una pronunciada pendiente de tierra que nos pone en la línea de partida de “El Cardal”, conocido y exigente circuito de Cross Country. Ricardo va por delante, yo lo sigo y detrás de mí viene Walter para, en caso necesario, recoger mis restos. El preocupante, crujiente, alto y viejo marco de la pistera no me permite bajar mucho el asiento para mejorar mi centro de gravedad, que ya esta bastante alto si consideramos que al pasar los ”single tracks” llevo… las bolas de corbata!

Por estado físico no me quedo, pero esto es más técnica que otra cosa. El camino a seguir es una angosta huella de escasos centímetros a media ladera del cerro, flanqueada por un lado con filosas rocas y por el otro con un pequeño desfiladero lo suficientemente alto como para dejar expuestos y descarnados los huesos de quien tenga la mala fortuna de explorar involuntariamente sus profundidades. Para quien lo recorre por primera vez (yo) cada intrincada curva ciega resulta una interrogante; en esta me sacare la m…?

Sin coderas ni rodilleras que pudieran impedir que termine señalizando a sangre y piel la ruta en el primer resbalón, pasamos badenes, cuestas, camas de rocas y cuanto accidente geográfico se pueda enumerar; hasta llegar por, la parte baja, a “El Prado”, otro circuito de Dawnhill donde se realizan competencias. Aquí Ricardo me advierte que baje frenando pues la pendiente es más pronunciada de lo que parece. Yo, por supuesto, solo le hice caso a medias y, detrás de el, baje a buena velocidad saltando por los huecos y encalaminados de esta medianamente ancha recta final del circuito. Ya me esta gustando esto, sobre todo eso de elevarme algunos centímetros en el aire cada vez que paso a velocidad por los desniveles del camino, solo faltan unos cien metros y habré salido ileso del recorrido, pero… Pop!!!, psssssssss… Ups! Se me reventó la llanta posterior!, bueno, ni modo… Detengo mi artefacto, me bajo a ver y… El aro posterior esta roto!, abierto como un plátano y un fragmento de este ha cortado y penetrado llanta y cámara… “#%$&=¡¡*!!!. Yo acostumbro llevar conmigo, herramientas y algunas refacciones, pero un aro de repuesto? No, eso no se puede llevar!

Walter se detiene junto a mí y Ricardo da la vuelta;
-Se te bajo la llanta?
-No, rompí el aro
-No, Como vas a haber roto el aro???

En realidad es aquí donde comenzó la aventura; empujando los restos de mi monoplaza llegamos hasta el final del circuito; hasta el Kiosco de “el Mexicano”. Dos ciclistas estaban allí guardando sus monoplazas en su vehiculo;
-Se te bajo la llanta?
-No, rompí el aro
-No, Como vas a haber roto el aro???
Este par de anónimos y buenos samaritanos del ciclismo se ofrecieron a llevarme en su camioneta hasta Pachacamac, para ver si allí conseguía un aro nuevo en alguna bicicleteria.

Una vez allí, junto al “Arbolon” espere a mis compañeros que venían detrás pedaleando, los tres caminamos hasta una bicicleteria en la carretera;
-Buenos días, podría…
-Se te bajo la llanta?
-No, rompí el aro
-No, Como vas a haber roto el aro???

Como sea, el tipo se quiso aprovechar de mi precaria situación y quería venderme un par de aros de dudosa calidad (mas dudosa que los míos) en S/. 170 soles!... ni hablar!

Seguimos caminando hasta otra bicicleteria, salio un señor, aparentemente el Padre del dueño del taller y..
-Se te bajo la llanta?
-No, rompí el aro
-No, Como vas a haber roto el aro???

En resumen; el dueño del taller y las llaves del mismo habían salido a pedalear y no había forma de que me vendieran un aro.

Cruce la carretera y luego de despedirme de Ricardo y Walter, que nada podían hacer ya para solucionar mi percance, me senté a esperar una combi con parrilla que me lleve a Cieneguilla… media hora y nada, todas las combis pasaban repletas y sin parrilla. Retome mi caminata , siempre empujando mi artefacto cilopropulsado, y retorne al pueblo; ahí cerca del mercado, me tope con otro grupo de ciclistas;
-Se te bajo la llanta?
-No, rompí el aro
-No, Como vas a haber roto el aro???

Uno de ellos se apiado de mí y me acompaño hasta un bicicleteria próxima, me presento al dueño que al ver mi bicicleta…
-Se te bajo la llanta?
-No, rompí el aro
-No, Como vas a haber roto el aro???
Resulto que este si tenia aros , pero … miro su reloj; las 12:00, era hora de almorzar y… me dijo que volviera en hora y media!.

Retorne caminando hasta el Arbolon y empecé a preguntar a los taxis… nadie quería ir hasta Cieneguilla y menos hasta La Molina. Me senté en una banca y empecé a hacer un rápido inventario, y balance costo/beneficio, de las piezas de mi bicicleta que podía desarmar, rescatar y llevar en una mochila, vs. las que tendría que abandonar allí en la plaza de Pacacamac , debajo del arbolon, si quería retornar a mi casa. En ese momento se me acerco un Moto taxista…
-Se te bajo la llanta?
-No, rompí el aro… y sí lo rompi, y no, no se como!, Carajo!!!
El buen hombre se apiado de mí y me llevo con todo y bicicleta en mototaxi hasta Cieneguilla, de allí sin mayores problemas tome un colectivo que me dejo a una cuadra de mi casa cerca de las 3:00 p.m.






Ahora medito sobre la posibilidad de desmantelar la bicicleta y retomar mis monoplazas pisteros o comprar un juego de buenos aros, llanta y camara, quien sabe un marco tambien...

Carlos