martes, 21 de julio de 2009

Pueblo viejo, pijama nuevo

Julio 19 de 2009
(La Molina – Pachacamac – Pueblo Viejo – Cieneguilla – La Molina)




No se para que me levanto temprano, si la mayoría llega tarde, en fin!. Víctor si había llegado puntual (7:00 a.m.) al lugar de concentración en Musa, y mientras el tomaba desayuno y esperábamos al resto, se me ocurrió tomarme una gaseosa en una tienda.

Terminada la Coca Cola; ya me disponía a subirme a mi bicicleta nuevamente, cuando sin previo aviso (léase; sin ladrido de advertencia) un condenado perrito negro, casi tan negro como sus intensiones, me clavo los colmillos en la pantorrilla… tamare! Vaya manera de comenzar el día!... me imagino que el pobre can, cansado de corretear ciclistas sin haber logrado hincar diente en firme, y seguramente siendo por ello la burla de sus compañeros de genero, pensó que el hada madrina de los perros le había concedido su mas grande deseo; un ciclista detenido frente a sus fauces. No lo pensó dos veces y zas! Diente conmigo!… no es justo, por lo menos hubiera disparado al aire un ladrido previo de advertencia, siquiera por una mínima cortesía profesional.

Retomando el relato de ruta; con la llegada de Gerson y Kamary, de Keniro, empezamos el recorrido hacia Pachacamac, en busca de las ruinas de “Pueblo viejo”. En el camino, por las pampas de Manchay, nos dieron alcance Krilin y Jonathan.

Al llegar a Manchay Bajo, nos detuvimos los 7 para reagruparnos. Como que los 7?... si éramos solo 6, de donde salio el otro? y encima… en pijama! Si, en pijama estaba, y en pijama nos pregunto si podía acompañarnos. Según nos dijo; había salido un ratito para entrenar, antes de tomar desayuno, y solo se puso una casaca encima de su blanca y nueva pijama. Existen rumores de que en realidad lo habían mandado a comprar el pan del desayuno, y una vez sobre su bicicleta… se entusiasmo!. Por supuesto acogimos a “pijamita” en el grupo, y retomamos la marcha a buen ritmo para recuperar tiempo, pero… pero olvidamos decirle a “pijamita” hasta donde íbamos, recién se entero, demasiado tarde ya, cuando paramos en la plaza de armas de Pachacamac para abastecernos de liquido y merienda.

En este punto es donde empieza la verdadera ruta; nos dirigimos al Santuario del Amancay donde dos poco amistosos Rod Wilder nos dan la bienvenida en el portón (toda la jornada estuve sorteado con los perros) El vigilante nos dio pase libre, aunque quedo poco convencido de que “pijamita” fuera un ciclista de verdad; bueno, quien iba a tragarse el cuento de que alguien practica Dawn Hill en pijama. Advertidos todos por mi parte sobre no tocar la vegetación, ni molestar a la fauna del lugar, pues se trata de un “Santuario”; continuamos. Un kilómetro mas y un enorme perro gris, de ojos inyectados, con las fauces abiertas y mostrando sus enormes colmillos chorreantes de baba, (se le hacia agua la boca), nos ataca por el flanco izquierdo y… pero si es Grover!, Hola Grover!... me basto mencionar su nombre, seguido de un “quieto muchacho”, para conjurar la furia de esos 50 Kg. de canina bestia come ciclistas ( siempre es útil hacer amigos en la ruta, y mejor si tienen cuatro patas).

Dejamos atrás las oficinas del santuario, y otro kilómetro mas adelante, encontramos el desvío que buscábamos. Una tranquera y un letrero que reza: “PROHIBIDO EL PASE, PROPIEDAD PRIVADA, CEMENTOS LIMA” nos detiene brevemente; pero como yo no llevaba conmigo mis lentes de lectura … ignoramos el letrero y proseguimos por la que se supone (según mis indagaciones) la ruta que nos llevaría a “Pueblo viejo”.

La trocha se interna por entre las lomas que separan esta quebrada y la de Pucará, la pendiente se hace mas pesada y el sudor mas copioso a pesar del frió y la niebla. Tras una buena trepada y sobre un tímido muro de piedra, otro letrero que reza; NO SE DETENGA, nos anuncia que ya llegamos a “Pueblo viejo”, así que.. Nos detuvimos!.

Desde la trocha no se aprecian las ruinas, y la verdad que están tan bien conservadas y limpias, que lo envuelve a uno un sentimiento de culpa de solo pensar en poner un pie dentro de sus límites. Un poco mas arriba ( si, seguimos trepando) la vista es otra cosa; es como contemplar un “Mini Machupicchu”; realmente impresionante!. Otros pocos cientos de metros más, que muy difícilmente se pueden hacer a fuerza de pedal, y.. otras ruinas! Al parecer algo mas extensas y elaboradas, pero de difícil apreciación visual desde ese ángulo. Uhmmm… esto merece organizar otra expedición de profana… digo, de investigación! Pero esta vez solo con fines fotográficos.

Mientras seguimos subiendo (que tercos, no?) la niebla se cierra, y para cuando por fin coronamos la cumbre ya no se ve más allá de la rueda delantera. Lastima, podríamos haber descendido hacia Pucará y quien sabe, tal vez, tentar llegar a Cueva Prieta. Pero descender con cero de visibilidad por terreno desconocido es.. Suicidio! (un poquito de prudencia de vez en cuando, solo de vez en cuando, no viene mal)

Los seis conjurados mas “Pijamita” y su ya no tan blanca pijama, descendimos a ritmo de Dawn Hill todo lo trepado, la fuerte pendiente, la velocidad vertiginosa, y las cerradas curvas, en resbaladizo barro arcilloso la hacen, como diría Barth Simpson, “De Pelos!” . Afortunadamente no hubo sangre en la arena, o mejor dicho; en las piedras. Al salir del Santuario los “amigos” de Grover, que según Krilin es un “perro dientes de sable”, se la pusieron difícil a Kamary y Jonathan, pero todo no paso de un simple susto.

Casi democráticamente optamos por retornar vía la trocha que va a Cieneguilla, y a un cansado Pijamita no le quedo mas opción que seguirnos, pues no conocía el camino de retorno a su casa. Pero eso si, muy precavido el, como en el cuento Hansel y Gretel; iba dejando por el camino, para no perderse, un rastro de billas del eje central de su Monark, que con cada vuelta de pedal había pasado de un agudo chirrido a un ronco bramido.

Poco mas adelante, entre El Mejicano y El Cardal, nos cruzamos con un grupo de ciclotransportados en sentido contrario; la séptima y octava rueda llevaban sobre el sillín unas femeninas lycras de muy buen “venir” y mucho mejor “ir” que atrajeron mas de una mirada, en especial la de Kamary , cuyo cuello giro 360 grados para captar toda la panorámica sin percatarse que el siguiente ciclista, y aparente padre de aquellas curvas, le devolvía el guante con una mirada en tono de sentencia mortal; todo esto antes los atónitos ojos de Gerson, que aferrado a los bati – manubrios de su monoplaza reconoció en la faz de la criminal mirada, a un amigo suyo.

El resto de la ruta; bastante tranquila, salvo por el congestionamiento de una procesión ovina. En cieneguilla solo nos detuvimos el tiempo justo para reponer líquidos.

Hora de decisiones; algunos optaron por un prudente mototaxi, mientras que Víctor, Kamary , yo y un exhausto, acalambrado y maltrecho Pijamita, nos dispusimos a trepar el serpentín a fuerza de pedal. Hay que reconocerlo; a pijamita le podrían falta muchas cosas, pero cojones… No!.

Luego de un par de kilómetros de trepada, cuando Kamary, y su buen estado físico, nos había sacado ya una buena delantera, me rebaso un Taxi del que alcance a escuchar solo un “fuerza Carlos!”; era Pijamita que abandono la trepada por K.O. técnico. Retornaba a su casa, 6 horas después de que lo mandaran a comprar pan, con el cuerpo, la bicicleta y el pijama deshechos. No lo volvimos a ver.

Nos reagrupamos en la cumbre, alguien me pregunto por mi herida en la pierna, creo que fue Krilin:

- Carlos como va tu mordida
- bien, ni siquiera me molesta
- pobre perro, a esta hora ya debe estar convulsionando


Fue una buena aventura!

Texto y Fotos: © Carlos García Granthon

N. de R.- Si alguien conoce, o sabe como ubicar, a “Pijamita” (alias Eduardo) por favor díganle que es bien recibido en cualquier futura salida ciclística

7 comentarios:

San Miguelino dijo...

Carlitos, a ese perrito lo han visto tirado en la pradera, fallecio por ecceso de nicotina en su lengua, jajaja, buena jornada amigo, bellas fotos pero, pasen la voz.

Saludos

Sandro

Anónimo dijo...

Hola Carlos

interesante tu comentario ,e interesante la ruta y las ruinas de Pueblo Viejo, me quede fascinado tener un pequeno Machcu Picchu , cerca de Lima .....Carlos, no tendras por ahi mas fotos relacionadas a tu ruta y las ruinas de Pueblo Viejo. Estoy formando un proyecto turistico con el fin de realzar y publicitar el valle de Pachacamac, como atractivo turistico. Ojala me puedes ayudar con tus fotos o comentarios , (El proyecto se relaciona con el ciclismo),
Mira ,este es mi email : scesar_florian@yahoo.com , Gracias por tu tiempo

Nuevas Tecnologías dijo...

La historia que narras es vívida. Conozco las ruinas, he ido tanto en verano como en invierno, en verano no hay absolutamente nada de verdor, pareciera que la Pachamama, por esas épocas se dedica a retomar energía para luego, en invierno, engalanarse con toda esa inimaginable gama de de verdes, paisajes de ensueño y arroparse en esa baja niebla que es perfecta para el paisaje. Es un sitio de ensueño. Saludos a Pijamita!

Andrés QUISPE CADILLO dijo...

Muy buena descripción de tu aventura, llegue al link por un amigo de Limabike, gracias por compartirlo Saludos AQ / www.facebook.com/andresquispecadillo/

Andrés QUISPE CADILLO dijo...

naterExcelente relato sobretodo ameno , te agradezco por compartirlo, Saludos AQ www.facebook.com/andresquispecadillo

silva lener dijo...

EXCELENTE RELATO: UN RETO ME ESPERA ESTA SEMANA!!! PUEBLO VIEJO!!! ALLA VAMOS!!!

silva lener dijo...

Bien descrito: alla vamos esta semana pueblo viejo te encontraremos!!