Febrero 23 de 2013
Poco más de las cuatro de la
mañana del sábado, y curiosamente hay varias personas haciendo footing en las
avenidas y parques de la ciudad, mientras que la subida del cerrito de Raúl Ferrero
parece campo de batalla de los transformers; hay vidrios y autopartes regadas
por toda la pista, uhmmm…creo que alguien va a necesitar auto nuevo (y abogado
viejo). Las ruedas y pedales de la M7 me llevan a encontrarme con Aldo Poma
antes de las 5:00 a.m. en Musa. Todo tranquilo hasta el serpentin de
Cieneguilla, donde comienzan las anécdotas:
Cascos, guantes y lentes puestos,
mochilas ajustadas y luces encendidas; nos sumergimos, cuesta abajo, en las
negras entrañas del serpentín, el mismo serpentín que ya me ha mandado un par
de veces a sacar ticket en la ventanilla del hospital más próximo. En fin, volviendo al relato;
fue al dar la segunda curva ciega hacia la derecha, bajando a mediana velocidad,
en la obscuridad de esta especie de retorcido callejón, que me encontré de
pronto con un bulto gris, difuso, antropomórfico, que se movía sobre el lado
derecho de la pista, justo delante de mí. Estuve a centímetros de
atropellarlo, sólo alcancé a gritarle:
- Ajo!, al menos ponte una luz en el cu… cuello!!! (dije
“cuello”?)
No escuché respuesta, no escuché
ni vi nada después del grito que le di. Según yo, era un tonto, con vocación para
el suicidio en red vial, haciendo footing (si, en el serpentín y de noche!), vestido sólo con un bóxer
gris opaco y sin ningún elemento reflectante. Según Aldo, que venía rueda a
rueda detrás mío, fue… fue un fantasma en calzoncillos!....uhmm, me pregunto si
ese espíritu tendrá una hermana, menos etérea y más carnal, que salga de noche
a correr en topless?
No bien acabamos de esquivar al fantasma
de los calzoncillos cuando de pronto se hizo la lluvia, esa lluvia pesada de
gota gorda que dura poco, moja mucho y jode más. La lluvia terminó en el momento que pusimos
ruedas y traseros en el óvalo de Cieneguilla.
Como para la bitácora de
experiencias paranormales, un fantasma semidesnudo es poca cosa para una
jornada. Añadiré que cuando estábamos en la vereda del óvalo, aún bajo
el manto de la noche, sentados a las puertas de unos locales comerciales, para
rehidratarnos y comer algo, escuchamos un extraño murmullo que se hacía más
fuerte por ratos, era algo así como varias voces repitiendo los mismos sonidos
guturales, pero en forma repetitiva, sin pausa ni entusiasmo, sonaba algo así:
“bramaputra tantra mantra bramaputra
tantra mantra bramaputra tantra mantra bramaputra tantra mantra bramaputra
tantra mantra bramaputra tantra mantra….”
Sí, era una especie de mantra,
que repetían varias personas detrás de la cortina metálica de una de las tiendas,
a obscuras, antes del amanecer… mantra de yoga?... ceremonia religiosa oriental?... rito pagano? … lo averiguaríamos
al regreso....
Con las primeras luces de la
mañana, y después de llamar a Arturo “Monaguillo” Arana para que se apure, pues
a pesar de haberse anotado en la aventura aún no daba muestras de ruedas ni
vida. Dirigimos los monoplazas a la reseca Pampa y Quebrada de Tinajas,
llevando la cuenta, señas y bitácora de los Kms recorridos a partir de el
letrero que dice “Desvío a Santo Domingo de los Olleros” . Pocos minutos después
se unió al grupo expedicionario; Fernando, quien nos dio alcance y compañía durante
los primeros 9 Kms de la ruta, hasta que, para cumplir con una reunión de
trabajo, dio media vuelta a la bicicleta, y varias a los pedales, en dirección
inversa.
Es a esta altura de la jornada que el sol empieza a calentar la quebrada y a quemar más de lo soportable. Seguimos avanzando sin mayor novedad hasta el Km 18 ¾ donde encontramos… qué??? … si, es una… una… una Tabla de Surf!!!, vaya, no importa en qué olvidados parajes se interne uno, siempre habrá alguien más perdido. No, no encontramos ningún esqueleto con wetsuit en las inmediaciones. Fuera de bromas; la tabla parece marcar el inicio de un camino que se dirige a un abra que… que habría que explorar en próxima oportunidad!
Un par de kilómetros más allá, cerca de las 10:00 a.m,
con el primer serpentín de la quebrada, zetas, o zigzag, o como quieran llamarlo,
a la vista; icé mi bandera blanca de rendición en el cactus más cercano, me di
oficialmente por deshidratado y puse punto final a mi recorrido. Aldo se dio el gusto de trepar las “zetas” y siguió
un poco más, unos 6 ó 7 Kms adicionales en total… Volvió con una llave mixta de 15mm que encontró
en alguna parte… hay rumores que la herramienta la sostenía una mano momificada que salía de
la tierra en medio de unas huellas de camión.
Al regreso, y como las
experiencias inusuales no podían acabar aún, a la altura del Km 10 de la
quebrada, en medio de la nada, pues ni sonido perceptible ni nada que estimule algún
otro sentido hay en estas tierras, ni
otro que no sea el ardor del sol en esta calcinante desolación; nos topamos
con un triciclo motorizado con su carga
y su conductor, de esos que compran chatarra, dice que buscando a un amigo en el cauce del
huaico, que se tenían que encontrar por aquí… Para mí que andaba buscando donde enterrar o desenterrar algún
objeto comprometedor… no fue en estas pampas, donde no hace mucho se encontró un
pequeño arsenal de armas enterrado?
El calor es infernal, hay
evidencia de lluvias en la parte alta pero la resequedad es tal, que si uno
dejara un clavo aquí, al día siguiente no estaría oxidado, estaría marchito!
-
Pero y toda esa agua?
-
Cuál agua?
-
Toda esa que está allí abajo?, en el cauce del
huaico
-
Diablos, pero que brutos!
Al parecer, una de las tantas urbanizadoras
que han lotizado y vendido terrenos en medio del cauce del huaico en Pampa Tinajas, no tuvo mejor idea que
construir un acceso para maquinaria pesada, a manera de dique y atravesando el
cauce del huayco, a la altura del Km 8 aprox. El agua de las lluvias de la
parte alta del valle se ha represado allí, hay varios centenares de metros
cubico de agua y lodo esperando “la gota que derrame el vaso”, si serán
pelotudos!… y después salen con: “la furia de la naturaleza…”
De vuelta en Cieneguilla y con
tres litros de Kola Inglesa en la panza, sumados a los 2.5 litros de
rehidratante de mi parte y otros 2 de no sé qué pócima de Aldo consumidos en la
quebrada, volvimos a pasar por el lugar donde escuchamos los mantras en la
madrugada; es una de las oficinas de venta de los terrenos de Pampa Tinajas… según
Aldo; lo que escuchamos en la mañana era una especie de ritual pagano para
evitar que baje el huayco antes que vendan todo los terrenos… tiene lógica!
Texto y fotos: Carlos Garcia
Granthon