martes, 1 de septiembre de 2009

20 ruedas rumbo a Viso


Agosto 30 de 2009
(Lima - Chosica) + Bus + (San Mateo – San Miguel de Viso – Chosica – Lima)



Se supone que seria una salida suave de cicloturismo, como para relajarse, y solo con una pequeña dosis de exploración, pero como la mayoría de las rutas de “Ciclo ARTUrismo” (Las que propone Arturo) resulto… digamos… con sorpresas! Mejor les cuento:

Aunque no es de buena educación adelantarse al grupo, pero teniendo en cuenta lo pesado que se pone el trafico en Vitarte con la salida del sol (y la consecuente salida de las bestias al volante); previas coordinaciones por celular, avance solo, a fuerza de pedal, hasta el grifo San Ignacio (Km. 21.5 carretera central), para esperar al resto.

El primero en asomarse por el grifo es Arturo, poco rato después llegan Gerson, Krilin, Kamary, Jonathan y Daniel. Ya reunidos, y poco antes de las 8:00 a.m., vamos 14 ruedas girando con rumbo a Chosica; algunos se adelantan un poco para calentar piernas. Al arribar el resto, nos dimos con la sorpresa de que Kamary, al llegar a Chosica, apuñalò con la nariz la maletera de un auto, que frenó de improviso delante de el, y tendrá que pasarse la próxima hora con una bolsa de hielo sobre el rostro. Afortunadamente su monoplaza esta bien (eso es lo que cuenta para continuar) porque él, como buen ciclista, ya sabe que:


“Caerse esta permitido, pero levantarse es obligatorio”

Si, si, ya se… fácil es decirlo, y suena muy bonito sobre papel, pero cuando te sacas la m… y tienen que rearmarte el esqueleto a punta de clavos, yeso y bisturí… En fin!, mientras tomamos desayuno y hacemos los arreglos para nuestro transporte a San Mateo, se unen al grupo dos ciclistas más: Edgar y Juan, un par de buenos muchachos que conocimos en la ruta y con los que hacemos ya un total de 18 ruedas. Ya sentados en el bus, y con los monoplazas estibados en la parrilla, estamos listos a partir a San Mateo por S/. 6.00 c/u (incluida la bicicleta) cuando…
- alto! Yo también voy!

Ah, es Dubert que nos ha dado alcance; ahora hay 20 buenas ruedas con rumbo a San Miguel de Viso.

Con el sol cayendo ya perpendicularmente sobre los cascos, desembarcamos en San Mateo. Sin mucho preámbulo ya estamos nuevamente rodando sobre la carretera central. Vamos bajando rápido, zigzagueando entre los vehículos, cual metálicos peces que juguetean corriente abajo, en la negra superficie de este río de asfalto.

En pocos minutos hemos descendido hasta Tambo de Viso, cruzamos el puente y aquí comienza la exploración. Uhmmm… en las imágenes de satélite se veía más plano, duele la nuca de solo levantar la cabeza para mirar las cumbres que debemos alcanzar. Ni modo, a pedalear… a pedalear?, pero si aquí no se puede pedalear!.. no solo la pendiente de la trocha es bastante empinada, sino que la huella esta recubierta de fino pedregullo resbaloso, sazonado con huecos y piedra grande al gusto. Pasamos una parte del tiempo pedaleando sobre la bicicleta , otra parte al lado empujándola y otra parte debajo… no!, debajo no, felizmente nadie se cayo, pero es en estas circunstancias (y solo en estas) que me gustaría cambiar mi “Pesada” por un monoplaza de aluminio; no saben lo que fue, en esas circunstancias, llevar semejante mamut cuesta arriba!

Ver video de la trepada AQUI (cortesia de Keniro.com)

Pocos kilómetros mas, y muchos minutos después, llegamos escupiendo los pulmones (al menos yo si) a destino; San Miguel de Viso, pintoresco pueblito andino, escondido en una estrecha pero acogedora campiña sobre los 3000 msnm.









El pueblo, que no es tan pequeño, esta casi desierto, solo dos niños se acercan a mirarnos; dicen que nunca habían visto un ciclista (con casco, lycras y demás parafernalia) al menos, nunca aquí arriba. Uno de ellos se apresura en invitar a almorzar a Dubert, pero luego se percata que somos 10 y, a riesgo de tener que justificar en casa tremendo compromiso adquirido, muy disimuladamente… desaparece!.

Reagrupados en la plaza y reponiendo fuerzas, conversamos sobre lo aislado del lugar; en que tal vez seamos los primeros ciclistas en llegar, en la rara ausencia de población en las calles, en lo extraño que debemos parecerles, en….

- Arturo?, Hola!
- Profesor!

Increíble, pero tenia que suceder; Arturo se ha encontrado con un conocido… su profesor de trigonometría, y único poblador adulto que vimos transitar en las calles del pueblo durante nuestra estancia.

Hora de almorzar; pero donde?.. ups! no hay restaurante… pero hay una tienda; “El Lucerito”. Un niño nos avisa que nos demos prisa pues ya van a cerrar, pero… si ya estaba cerrada cuando llegamos! (hace un cuarto de hora.)... El dueño de la bodega nos atiende y en cuestión de minutos acabamos con su stock de galletas, atún y jugos; al parecer 10 forasteros hambrientos fuimos suficientes para crear un descalabro en la balanza comercial en un pueblo que normalmente no recibe visitas. Hay que reconocer que, por cada cosa que consumimos, nos cobraron los precios justos, sin recargo, y fuimos bien atendidos (Gracias!).

El como Arturo logro abrir su lata de atún, el perrito que le orino la bicicleta a Krilin, el destino de la bolsa de basura, la chica que desprecio a Kamary y otras anécdotas de sobremesa; son demasiado largas y merecerían crónica aparte. Así que solo mencionare que la foto de grupo en la puerta de la iglesia, se hizo con el peculiar angelito de la pileta mostrando su mejor cara.

Los relojes marcan las 3:00 p.m.; tenemos por delante aun una ruta a pedal que incluye 7 Km. de trocha y otros 83 de carretera para llegar a Lima… Hora de regresar!; pero… por la misma trocha por la que subimos?... No se quien fue el de la idea de tomar un atajo. No!, no me quejo, es solo que recuerdo la cara de todos cuando vimos el “atajo”; un single track que empezaba a la salida del pueblo, justo frente a una gruta, y que serpenteaba los acantilados con una pendiente poco amistosa… La verdad yo estuve a punto de “arrugar”, pero no quise ser el único ni el primero, y para cuando me entere que habían otros dos que no la harían, yo ya estaba enfilando ruedas por el precipicio.

Ocho de nosotros nos aventuramos por ese sendero; con el asiento abajo y… las bolas arriba! (en la garganta!). El descenso era tan complicado que nos tomo mas tiempo bajar a la carretera que subir al pueblo. En todo momento iba pensando en cual seria mi epitafio si me desbarrancaba… uhmm… tal vez:


“Aquí yacen los restos de Carlos García
quien quiso dar una curva que no existía”

Afortunadamente nadie se accidento, bueno; Jonathan obtuvo un simple rasguño en el codo y Arturo… Lo de Arturo es caso aparte; reagrupados en una curva y mientras conversábamos acerca de que este era el viaje de despedida de su bicicleta, pues una fractura en el cuadro la pasaba a retiro después de 10 años de servicios distinguidos. Él, sin darse cuenta, da un paso atrás, fuera del sendero, al vació, sus ojos y sus brazos se abren mientras vemos su cuerpo descender en vertical, como en cámara lenta, hacia el precipicio, parecía que se hundía en la nada frente a nosotros, y cuando ya tenia el borde del sendero casi a nivel de la cintura… regresó!... si regreso del mas allá, desafiando un par de leyes de la física, e impelido por un misterioso impulso de su único pie que mantenía contacto con el borde del abismo… la vio cerca, uff… todos la vimos cerca.

Ver video del descenso AQUI (cortesia de Keniro.com)

Habiéndonos ya despedido de San Miguel de Viso y sus exigentes caminos, vamos nuevamente pedaleando sobre la carretera central con rumbo a Lima; hicimos un alto en Matucana para tomar la variante de la antigua carretera que nos lleva a San Jerónimo de Surco, por la margen opuesta del río, solo para… para variar un poco la ruta.

A partir de Surco vamos nuevamente sobre buen asfalto carretero, ya es tarde y vamos corriendo contra la noche, tratando de llegar a tiempo para despedir a los últimos rayos de sol en Chosica. La velocidad es buena, y a pesar de andar con llantas de trocha, discurrimos con bastante agilidad por entre camiones y buses que vamos dejando atrás. Ya casi llegamos, estamos a las puertas de… Paf! Psssssssssssss… Tamare! mi llanta!... no, no es que me queje; solo dos pinchaduras en año y medio no es nada, pero porqué justo en la noche y en medio del trafico de Ricardo Palma.?

Una ultima parada en Chosica para comer unas “Cachangas” y a pedalear!... ahora si, directo hasta Lima. A Krilin y Daniel los recogen en Chaclacayo, el resto vamos pisando fuerte en medio de la noche, todo va bien hasta Vitarte pero… unos metros antes del desvío a Puruchuco; una chica parada en el borde de la berma, espera justo a que estemos cerca para bajar a la pista delante de nosotros.. Yo la esquive, Gerson también, pero Juan… Juan fallo por un poquito!... en resumen; solo un par de raspones y un buen susto.

Breves minutos después, y ya bastante pasadas las 8:00 p.m., nos despedimos todos… fue una buena ruta la de hoy!




Texto y fotos: © Carlos García Granthon
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